Páginas

lunes, 12 de mayo de 2014

La verdadera identidad de «don Fadrique de Herreros»




Don Álvaro: Don Fadrique/ Don Carlos: Don Félix

 Don Carlos descubre la verdadera identidad de «don Fadrique de Herreros» cuando este se encuentra herido y al borde de la muerte (o eso parece).
Antes que nada, conviene recordar que estos dos personajes se conocieron debido a que Don Álvaro le salvó la vida a Don Carlos (hermano de Leonor) en un enfrentamiento con otros soldados, a causa de una partida de cartas y los conflictos por las trampas que los contrincantes de Don Carlos llevaban a cabo. Cuando estos se presentan, ambos se dan nombres falsos: Don Álvaro dice llamarse «don Fadrique de Herreros» y Don Carlos se hace pasar por un tal «don Félix de Avendaña». Se hacen muy amigos. En una de las batallas, Don Álvaro es herido y Don Carlos pone todo de su parte llamando a médicos y especialistas para salvar a su compañero. Cuando Don Álvaro cree que va a morir, le entrega la llave de la caja, donde se revela su verdadera identidad, a Don Carlos, pidiéndole que queme lo que hay dentro, pero con la condición de no abrirla.
Es importante mencionar que Don Carlos fue a Italia a combatir para encontrar al causante de la muerte de su padre y vengarse.
Imagen: ambitocapileira.blogspot.com



Don Carlos decide abrir la caja, puesto que al mencionarle a su amigo al Marqués de Calatrava, este tiene una reacción muy extraña: no quiere oír ese nombre. El hermano de Leonor sospecha que este pueda ser el causante de la deshonra de su familia y de la muerte de su padre, al abrir la carta, se da cuenta de que ha trabado amistad con el mismísimo Don Álvaro.
El proceso de abrir la caja de la verdadera identidad de Don Álvaro se produce mediante un soliloquio de Don Carlos, donde el espectador puede saber qué piensa este personaje  y por qué abre la caja (saltándose la promesa que le hizo a su compañero).
Podemos decir que se trata de un momento de anagnórisis, pues la trama se desenvuelve en esta ocasión, dando un vuelco a la vida de estos dos hombres: la identidad de Don Álvaro será revelada y Don Carlos morirá en un duelo contra nuestro protagonista.
En el monólogo de Don Carlos, en un principio, se ve el anhelo de recuperación de su amigo, al que le debe la vida y le está muy agradecido:
¿Ha de morir
...¡qué rigor!
tan bizarro militar?
Si no lo puedo salvar
será eterno mi dolor.
Puesto que él me salvó a mí,
y desde el momento aquel
que guardó mi vida él,
guardar la suya ofrecí. (pp. 119)

Al paso que va reflexionando en su soledad, Don Carlos comienza a sospechar sobre ese tal  «don Fadrique de Herreros»:

¡Cielos!...¡Qué rayo de luz
sobre mí habéis derramado
en este momento!...Sí.
¿Podrá ser éste el traidor,
de mi sangre deshonor,
el que a buscar vine aquí. (pp. 119)

Y se decide a abrir la misteriosa caja. Don Carlos tiene muy presente el destino, en el que cree que está presente la idea de su venganza al culpable de la muerte de su padre. El tema del destino es el más importante, ya que la obra gira en torno a este:

Salid, caja misteriosa,
del destino urna fatal,
a quien con sudor mortal
toca mi mano medrosa:
me impide abrirte el temblor
que me causa el recelar,
si en tu centro voy a hallar
los pedazos de mi honor. (pp. 120)

El tema del honor es también relevante en el desarrollo del drama, ya que Don Carlos, a pesar de ser amigo de Don Álvaro (sin saber su identidad) decide batirse en duelo con él, olvidando su relación; mientras que Don Álvaro se resiste a esa batalla e intenta evitarla. Para Don Carlos, el honor es lo más importante y si hace falta morir por él, que así sea:

Mas si la suerte me da
tan inesperado medio
de dar a mi honor remedio,
el perderlo ¿qué será?(…)

A Italia vine anhelando
mi honor manchado lavar; (pp. 121)

Como buen hombre de honor, Don Carlos no quiere que muera por el balazo, sino que este desea su recuperación para batirse en duelo. Al final, el vencedor del duelo es Don Álvaro.
La venganza es otro tema muy presente en esta obra romántica, al igual que la muerte.
Finalmente, el vencedor es el destino, pues Leonor y Don Álvaro nunca llegan a estar juntos, ya que Leonor es asesinada por su hermano; y Don Álvaro, ante esta desgracia, decide acabar con su vida, lanzándose por un precipicio.

Vemos que el engaño y el hecho de ocultar la identidad es necesario para que cada personaje consiga su propósito. Aparece así el pensamiento romántico del mundo como máscara. Se desarrolla a lo largo de toda la obra: cuando Leonor se disfraza de hombre, los falsos nombres de estos dos personajes del fragmento a comentar, cuando Don Álvaro acude al monasterio vestido de monje…
Imagen: www.tiempodemusica.com.ar

Referencias: -Duque de Rivas, Don Álvaro o la fuerza del sino, Ed. Alberto Sánchez, Madrid: Cátedra, 1988.
-Apuntes de clase.

viernes, 9 de mayo de 2014

Don Álvaro o la fuerza del sino, Duque de Rivas.

Jornada III (monólogo de Don Álvaro)

Imagen: http://octavaplanta.es/2012/05/don-alvaro-o-la-fuerza-del-sino/


El monólogo de Don Álvaro se adapta al paisaje y a la circunstancia (como es propio del Romanticismo), este se produce en una selva en una noche muy oscura. Se trata de un paisaje que invita a la soledad y a la reflexión.

Se ve, en este fragmento, que Don Álvaro busca su propia muerte, lo hace a lo largo de toda la obra, ante la imposibilidad de su romance con Leonor, es por eso que está en este momento en el ejército. Nuestro protagonista considera que la vida es demasiado larga cuando se sufre, y breve cuando se es feliz:

 Parece, sí, que a medida que es más dura y más amarga más extiende, más alarga el destino nuestra vida. Si nos está concedida sólo para padecer, y debe muy breve ser la del feliz, como en pena(...)  (pp. 105)

Ángel de Saavedra utiliza para este pasaje el verso, nos hace darnos cuenta de que es un momento serio y tormentoso: Don Álvaro quiere morir, no encuentra consuelo alguno en la vida si ya no puede estar junto a su Leonor:
¡Qué eternidad tan horrible
la breve vida! Este mundo,(...) (pp.105)

Este soliloquio puede relacionarse con el monólogo de Segismundo, de La vida es sueño, de Calderón de la Barca. Los dos protagonistas marcados por el destino reflexionan sobre la vida y el destino, que no les deja decidir en sus propias historias y que los hace desgraciados:

Segismundo:                                                                      Don Álvaro:
¡Ay mísero de mí, y ay, infelice!                                       ¡terrible cosa es nacer!  (pp. 106)

Apurar, cielos, pretendo,
ya que me tratáis así
qué delito cometí
contra vosotros naciendo;
aunque si nací, ya entiendo
qué delito he cometido.
Bastante causa ha tenido
vuestra justicia y rigor;
pues el delito mayor
del hombre es haber nacido.


A diferencia de Don Álvaro, Segismundo sí consigue vencer al destino y quedar en libertad; mientras que nuestro personaje principal no podrá disfrutar de la compañía de Leonor, porque así lo marca el sino. 
Don Álvaro recuerda aquel día en el que tuvo muy cerca la felicidad, el día que iba a huir con su amada Leonor. Fue a la misma vez el día más feliz de su vida y el más trágico, pues un solo accidente por su parte provocaría la separación de los dos amantes (debido a la muerte del Marqués de Calatrava):
 ¡Sevilla! ¡Guadalquivir!
 ¡Cuál atormentáis mi mente!...
 ¡Noche en que vi de repente
 mis breves dichas huir!...  (pp. 107)


Tras esto, evoca a Leonor (creyéndola muerta), su amor es tan grande que nunca olvida su recuerdo, hasta tal punto de no querer vivir. Seguidamente, aparece la importancia de los astros en el destino:
 pues busco ansioso el morir
 por no osar el resistir
 de los astros el furor. (pp. 108)


El tema del destino ya aparece desde el comienzo del drama, cuando Preciosilla cuenta que su madre ya predijo la mala suerte que le deparaba a Leonor. Es una predicción que se cumple. Aquí, vuelve a merecer mención La vida es sueño, donde sí se hace caso y se cree por completo en las predicciones, teniendo estas mucha importancia; en Don Álvaro, se dice esto como un simple comentario.

El monólogo acaba con la idea del suicidio:
 Si el mundo colma de honores
 al que mata a su enemigo,
 el que lo lleva consigo,
 ¿por qué no puede...? (pp.108)

Este final puede entenderse como un indicio que adelanta el desenlace (en el que Don Álvaro acaba tirándose por un barranco). Aparecen más indicios a lo largo de la obra, como puede ser la situación en la que el Canónigo tiene la intuición de que Don Álvaro iba a ir a por Leonor a escondidas, o cuando Leonor predice que sus hermanos pueden ir a buscarla.

El colofón es puramente romántico, Don Álvaro acaba suicidándose por amor. Este final puede relacionarse con otras obras como son Romeo y Julieta, de Shakespeare, donde Romeo, creyendo muerta a su amada, se suicida; La Celestina, de Fernando de Rojas, es otro teatro un tanto similar, debido a la imposibilidad de unión de los amados y a la muerte de estos.
Por último, es importante decir que como es propio de los dramas románticos, nuestra obra incluye anagnórisis , pues no sabemos quién es realmente Don Álvaro hasta el final, y esta es una idea muy presente a lo largo del desarrollo del drama.
Imagen extraída de:http://elarlequindehielo.obolog.es/drama-romantico-don-alvaro-o-fuerza-sino-353107


Referencias: -Duque de Rivas, Don Álvaro o la fuerza del sino, Ed. Alberto Sánchez, Madrid: Cátedra, 1988.
-http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/la-vida-es-sueno--0/html/fedc73fa-82b1-11df-acc7-002185ce6064_1.html#I_0_ [consultado el 9/5/2014] (Extracto del monólogo de Segismundo).
-Apuntes de clase.