Páginas

viernes, 20 de junio de 2014

Jornada V, Don Álvaro o la fuerza del sino.



ANÁLISIS DEL DESENLACE: SATANISMO EN LOS DOS PERSONAJES (DON ÁLVARO/ DON ALFONSO
Don Álvaro se encuentra en el convento escondido, ahora, se hace pasar por el «Padre Rafael». Han pasado cuatro años desde su llegada. A pesar de que este estudio se basa en examinar el satanismo de ambos personajes (Don Álvaro y Don Alfonso), vemos que Don Álvaro destaca por su bondad, ya que eso cuentan los pobres a los que le facilitaba comida:
MUJER: Cuando nos daba la guiropa el padre Rafael, lo hacía con más modo y con más temor de Dios. (pp.148)
(…)
COJO: Si el padre Rafael quisiera venir a la villa, a curar a mi compañero, que se ha caído… (pp. 149)
El comienzo de la jornada quinta se desarrolla en un escenario puramente costumbrista, en el que los pobres acuden al convento a pedir comida; está escrito en prosa, dándole un carácter más popular. Conocemos al Padre Rafael gracias a los diálogos entre los pobres, y entre el Hermano Melitón y el Padre Guardián.
Cuando el lector se da cuenta de quién es verdaderamente el Padre Rafael, se atan cabos de la personalidad tan misteriosa de este, según cuenta el Hermano Melitón:
HERMANO MELITÓN: Yo no me ofendo de que prefieran al padre Rafael. Lo que digo es que tiene su genio. Y a mí me quiere mucho, padre nuestro, y echamos nuestras manos de conversación. Pero tiene de cuando en cuando unas salidas, y se da unas palmadas en la frente.... y habla solo, y hace visajes como si viera algún espíritu. (pp. 150)

Don Álvaro se ha internado en el convento porque quiere liberarse de aquellas ataduras que unen al hombre con lo terrenal, quiere olvidar su pasado. Esto se trunca con la aparición de Don Alfonso (hermano de Leonor); este personaje muestras sus rasgos diabólicos desde su aparición en escena, se muestra como un ser arrogante y orgulloso. Lo notamos cuando el Hermano Melitón le pregunta a qué Padre Rafael se refiere y este contesta:
DON ALFONSO: El del infierno. (pp. 153)
Don Álvaro cuenta que se estableció en el convento para huir de los engaños del mundo y de las desgracias, pero la aparición de Don Alfonso hace que se dé el proceso de anagnórisis (de la identidad propia):
DON ÁLVARO: ¿Quién podrá ser?... No lo acierto.
Nadie, en estos cuatro años,
que huyendo de los engaños
del mundo, habito el desierto,
con este sayal cubierto,
ha mi quietud disturbado.
¿Y hoy un caballero osado
a mi celda se aproxima?
¿Me traerá nuevas de Lima?
¡Santo Dios!... ¡Qué he recordado! (pp. 155)

El autor recurre al verso para mostrar la seriedad e importancia de la escena. Don Alfonso entra amenazante en la celda del Padre Rafael, mostrando su frialdad:
DON ALFONSO: ¿No palpita vuestro pecho,
no se hiela vuestra sangre,
no se anonada y confunde
vuestro corazón cobarde
con mi presencia?..
(…)
¿Tembláis y bajáis los ojos?
Alzadlos, pues, y miradme. (pp. 155)

Don Álvaro habla con serenidad al principio, pues ha decidido dejar esa lucha atrás. Ante la provocación de Don Alfonso, pierde el sosiego y reacciona, aunque trata de contenerse. La hostilidad de Don Alfonso es uno de los rasgos satánicos del personaje.
DON ÁLVARO:  (…) ¿sois por ventura
un tentador que renueva
mis criminales angustias
para perderme?... ¡Dios mío! (pp. 159)
En este fragmento, vemos como se relaciona Don Alfonso con el diablo, pues contribuye a la rivalidad y a la tentación pecadora.
Imagen: www.biografiasyvidas.com



Don Álvaro está demasiado incitado y termina mostrando también sus rasgos más diabólicos:
DON ÁLVARO: ¿Qué hiciste?... ¡Insensato!
ya tu sentencia es segura:
Hora es de muerte, de muerte.
El infierno me confunda.
(…)
DON ÁLVARO: ¡Voy al infierno! (pp. 161)

El mismo Hermano Melitón los califica como demonios:
HERMANO MELITÓN: No me oyen, vano es gritar.
Demonios son, es patente. (pp. 162)

Don Alfonso ha descubierto los verdaderos orígenes del indiano, ha ido hasta su lugar de procedencia. Finalmente, Don Álvaro vence en el duelo (donde merece mención el paisaje tan íntegro con los sentimientos de los personajes: odio, venganza) a Don Alfonso. Llama para pedir auxilio a Leonor (sin saber que era ella) y Don Alfonso, moribundo, acaba con la vida de su hermana, creyendo que estaban juntos en el convento ella y su amado. Ante esta tragedia, Don Álvaro decide terminar con su vida y se lanza desde un monte; diciendo:
DON ÁLVARO: ¡Infierno, abre tu boca y trágame!(…) (pp. 169)

Antes de finalizar este estudio, es conveniente resaltar los rasgos generales satánicos de los personajes, para ello, utilizaré algunas características que se atribuyen al diablo y así, hacer la comparación:
-La astucia: Don Alfonso sabe cómo engañar a los monjes para entrar en el convento, al igual que viaja hasta Lima para documentarse sobre la vida de Don Álvaro, es lo bastante inteligente para descubrir los orígenes de este por sí mismo. Además, sabe cómo provocar a Don Álvaro para que el duelo se lleve a cabo.
Esto también ocurre con Don Álvaro, por ejemplo cuando traza un plan para escapar con su amada Leonor (aunque fracase).
-La perseverancia: este rasgo se muestra más claro en Don Alfonso, que es un ser rencoroso y que lleva toda su vida deseando la venganza y dar muerte a Don Álvaro, a pesar de que haya pasado tanto tiempo. Frente a nuestro protagonista, que intenta (con los dos hermanos) buscar el perdón y olvidar el pasado.
-La mentira: esta característica está presente en los dos personajes, debido a que los dos toman falsas identidades, este hecho es necesario para que cada uno consiga sus propósitos: vengarse de Don Álvaro/ alejarse de lo terrenal que tantos males le ha provocado.
-La seducción: es característica de Don Álvaro, ya los familiares de Leonor lo califican como «el seductor». Para ellos, es un diablo que ha venido a seducir a Leonor para llevarla por el mal: acabando con su honra y liquidando la vida de su padre.
-El egoísmo: Don Alfonso no tiene piedad de Don Álvaro, aunque este lo incite a reflexionar y a otorgarle el perdón. Tampoco tiene en cuenta qué quiere su hermana (estar con Don Álvaro), no le importa su felicidad, solo su propio honor.

En conclusión, estos dos personajes se vuelven diabólicos inevitablemente: uno, movido por la venganza; otro, intentado luchar contra el mal.
Imagen: e-ducativa.catedu.es
 Referencias: -Duque de Rivas, Don Álvaro o la fuerza del sino, Ed. Alberto Sánchez, Madrid: Cátedra, 1988


No hay comentarios:

Publicar un comentario